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Los viernes en La Carbonera se presenta El nombre, la obra de Jon Fosse auspiciada por la embajada de Noruega, con dirección de Analía Fedra García, quien encontró y tradujo este texto intenso y poético.
Si se quiere ser una persona
hay que pensar en todas las personas,
en todos lo que no nacieron,
en todos los muertos
y en todos los vivos.
Jon Fosse
Esta obra El nombre, una de las varias de Jon Fosse estrenadas en nuestro país cuenta con el apoyo de la Real Embajada de Noruega en Argentina. Jon Fosse, reconocido y aclamado dramaturgo, es en la actualidad, el autor noruego más representado después de Ibsen, y considerado como uno de los autores europeos contemporáneos más talentoso de su generación. Se destaca por haber creado su propio lenguaje teatral donde el silencio y las pausas dicen más que las palabras.
La historia es la de Bea, una chica que vuelve a la casa de sus padres. Está a punto de tener un hijo con un joven tan inmaduro como ella. El no viaja con ella y llega unas horas más tarde. Ambos vienen a quedarse, no tienen adónde ir. La casa familiar se hace más necesaria y asfixiante que nunca. Para recibirlos están la madre, el padre, la hermana y un antiguo novio. Los vínculos familiares antiguos y renovados a la vez, se tensan y reavivan.
La obra permanentemente marca un afuera y un adentro, el silencio y la incomunicación impiden una buena relación interpersonal. Cada uno es una isla que reacciona sin tener en cuenta al otro.
La esperanza es esa vida que está por llegar. Un bebé lleno de curiosidades está por nacer y se siente con fuerza.
El Nombre es un espectáculo sobre padres e hijos: sobre el momento en el que se es simultáneamente madre e hija; hijo y padre. Desde allí la obra contempla lo incierto de este devenir.
El ritmo de la obra es pausado y tenso, crea una sensación de angustia que es la que viven esos personajes opacos y desesperanzados.
Son varios los textos de este autor noruego que se han representado últimamente en Buenos Aires. Daniel Veronese hizo un puesta excelente de La noche canta sus canciones, Martín Tufró dirigió El hijo en el Camarín de las musas y ahora es Analía Fedra García con Nombre en La Carbonera.
Analía Fedra García encontró, tradujo y dirigió este texto de Fosse entendiéndolo como un desafío que continúa la línea de su puesta anterior: con Chiquito, de Luis Cano trabajó la problemática de la puesta en escena de un texto contemporáneo con rupturas espacio – temporales continuas. En El Nombre, abordó los vínculos familiares haciendo perceptible el extrañamiento de lo cotidiano.
En palabras de la directora:
De ‘El nombre’ me interesó el entramado entre lo dicho y lo no dicho, lo familiar y lo extrañado, lo gestual como un elemento preponderante en la constitución dramatúrgica del texto. Las palabras junto a los gestos, los silencios, los acercamientos y distancias de los personajes entre sí configuran la cualidad expresiva tan particular de la obra de Fosse. Ante esta obra quizá podamos comprendernos más a nosotros mismos en nuestros vínculos más primarios.
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